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De “Manglar Vivo” al proyecto “Mi Costa”

Por Gricel Acosta

Continuando con la tarea de restaurar los hábitats naturales de Cuba y proteger sus comunidades costeras, el PNUD reúne a socios gubernamentales, científicos, comunidades locales y el sector económico para ampliar las intervenciones piloto a través de un proyecto financiado por el Fondo de Adaptación a través de un nuevo proyecto financiado por el GCF.

En 2017, hace aproximadamente cinco años, con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (CITMA) nos embarcamos en la aventura de preparar una propuesta de financiamiento para la adaptación al cambio climático en Cuba para ser presentada al Fondo Verde para el Clima. (GCF). Este era un tema de máxima prioridad para Cuba, un pequeño estado insular en desarrollo del Caribe.

Tuvimos varias experiencias previas de cooperación exitosa en temas ambientales, pero nuestro conocimiento sobre los requisitos específicos de esta nueva fuente de financiamiento era bastante limitado y no nos imaginamos el tamaño del desafío al que nos enfrentábamos. Para nuestra ventaja, habíamos estado implementando el proyecto del Fondo de Adaptación “Manglar Vivo, que había comenzado a mostrar resultados prometedores en la adaptación basada en ecosistemas a lo largo de las áreas costeras de las provincias de Artemisa y Mayabeque. Estos avances proporcionaron un camino para escalar a una zona costera más grande.

Un grupo de destacados académicos cubanos, expertos en biodiversidad marina costera, clima, hidrología, ciencias sociales y las prioridades recientemente aprobadas de TAREA VIDA (Plan Nacional de Cuba para la Gestión del Cambio Climático) de Cuba. El equipo del PNUD se nutrió de un grupo de expertos internacionales en temas que hasta entonces no habían sido tratados, como la ingeniería ambiental, las evaluaciones de factibilidad técnico-económica de soluciones naturales y las salvaguardas ambientales y sociales. Juntos iniciamos este viaje que hasta la fecha ha durado 5 años, prometiendo 30 más por delante.

Para diseñar un proyecto exitoso, visitamos cada uno de los siete asentamientos humanos en la costa sur de Cuba y pudimos apreciar los efectos reales del retroceso de la línea costera en las comunidades y ecosistemas costeros, el impacto de la salinización en las fuentes de abastecimiento de agua y el deterioro de la costa y la salud de los manglares. No hace falta decir que tuvimos muchas sorpresas. Ser testigo de primera mano del intercambio entre estos científicos de renombre y las comunidades, cada uno defendiendo su posición sobre la mejor manera de gestionar los impactos del cambio climático, proporcionó nuevos conocimientos sobre las formas de reunir a varias partes interesadas para generar consenso. Aprendimos que la mejor solución es la que es socializada, analizada y aceptada por las comunidades considerando su memoria histórica en el manejo de los extremos climáticos que se han convertido en parte de su cultura local.

Durante largos viajes de una hora desde La Habana a las provincias de Ciego de Ávila y Camagüey, intentamos ponernos de acuerdo en un nombre para nuestro naciente proyecto. Entre acrónimos enigmáticos y conceptos simples, los mensajes principales se hicieron claros y finalmente, luego de un intercambio con diseñadores profesionales, nuestra marca “Mi Costa. Soluciones basadas en la naturaleza para el cambio climático”, nació.

“Mi Costa” fue seleccionada porque transmite un sentido de pertenencia, propiedad, participación en torno a una causa común que se hizo evidente durante las consultas con las comunidades. Se eligieron tonos verdes y azules y un hermoso símbolo de infinito para representar una ola que intenta atrapar una casa, o mejor dicho, una casa que intenta manejar el impacto de la ola.

De "Manglar Vivo" al proyecto "Mi Costa"
Logotipo del proyecto Mi costa

“Mi Costa” se basa en el principio de mejorar la función de los ecosistemas marinos costeros para la protección de las comunidades costeras ante los impactos del cambio climático, específicamente el aumento del nivel del mar y los eventos meteorológicos extremos. El proyecto se centra en la rehabilitación de humedales costeros, incluidos bosques pantanosos y pastizales, manglares y los flujos hidrológicos que los interconectan con pastos marinos y arrecifes de coral. La mejora saludable de estos ecosistemas favorecerá la recarga natural de los acuíferos subterráneos y apoyará en la disminución de la intrusión salina. Por lo tanto, nuestra solución se basó en una visión integral del paisaje que abarca múltiples ecosistemas, cada uno de ellos interdependiente.

Se hizo un esfuerzo activo para incluir la voz de las comunidades que habíamos consultado mediante la implementación de un enfoque de adaptación basado en la comunidad. Su implicación va más allá del concepto tradicional de beneficiarios del proyecto, haciéndolos protagonistas de la transformación que se requiere en el entorno natural y socioeconómico donde viven. El monitoreo climático será liderado por las comunidades a nivel local y el proyecto generará nuevas fuentes de sustento centradas en los servicios que brindan los ecosistemas costeros, fortaleciendo así la relación positiva entre las poblaciones costeras, sus ecosistemas y sus medios de vida.

Este es, de hecho, el principal desafío y la razón de ser del proyecto “Mi Costa”: construir un nuevo paradigma de convivencia armónica entre la población y su entorno en el contexto de un clima cambiante.

Con $ 23,9 millones aportados por el Fondo Verde para el Clima y $ 20,3 millones comprometidos por entidades nacionales, “Mi Costa” fue aprobada el 19 de marzo en una reunión del Directorio del GCF y entró en vigencia el 13 de septiembre de 2021. Con la firma del documento de proyecto entre el Gobierno de Cuba y PNUD el 2 de diciembre de 2021, comienza la implementación de sus actividades, concebidas en apoyo de las prioridades del plan estatal de Cuba para enfrentar el cambio climático, conocido como Tarea Vida.

De "Manglar Vivo" al proyecto "Mi Costa"
Zonas donde impactará el proyecto “Mi Costa”

Los protagonistas del proyecto serán los habitantes de siete asentamientos en seis provincias de la costa sur de Cuba: La Coloma, Playa Cajío, Batabanó, Júcaro, Playa Florida, Santa Cruz del Sur y Manzanillo. Ejecutado por la Agencia Nacional del Medio Ambiente (AMA), perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (CITMA), y con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el proyecto restaurará más de 11.000 hectáreas de manglares, 3.000 de bosques pantanosos y 900 de pastizales pantanosos. Contribuirá a mejorar la salud de más de 9.000 hectáreas de pastos marinos y aproximadamente 134 kilómetros de arrecifes de coral, que son barreras protectoras fundamentales en caso de fuerte oleaje. Un total de 1,3 millones de personas en 24 municipios de la costa sur de Cuba se beneficiarán del aumento de la resiliencia climática, generado por las intervenciones de Mi Costa.

Tomado de UNDP Climate change action

(Traducido por Departamento de Comunicación CITMA)

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