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Reserva científica: formar a los futuros investigadores demanda tiempo

Como en un juego de legos donde cada pieza tiene su función, los jóvenes que componen la Reserva Científica en los centros de investigación resultan esenciales para los proyectos y estrategias investigativas. De su acertada formación depende que haya una cantera que propicie la renovación natural de quienes sostienen con sus conocimientos el edificio de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Así lo considera, la Dra. Elizabeth Rodríguez Querts, quien dirige la Subdirección de Investigaciones del Instituto de Cibernética, Matemática y Física (ICIMAF), dedicado a gestionar y ejecutar proyectos de investigación, desarrollo e innovación en esas áreas del conocimiento, así como a brindar asesorías y servicios científicos y tecnológicos que ofrezcan soluciones de alto valor agregado.

“Los jóvenes que pasan a formar parte de nuestra Reserva Científica, por lo general, se vinculan al instituto desde que están en segundo o tercer año de la carrera. Eso nos permite prepararlos adecuadamente para cuando se incorporen con nosotros una vez titulados, y que ellos descubran si en realidad quieren estar aquí.

“Incluso hemos tenido estudiantes, que cuando se gradúan ya han logrado publicar uno o dos artículos científicos en revistas de alto impacto, exponer sus trabajos en eventos internacionales o al menos ser coautores de las investigaciones que presentan sus tutores. Eso nos parece importante”.

No obstante, la especialista reconoce que las cosas no siempre salen como esperan y que, en ocasiones, han recibido graduados que no solicitaron o que no dominan el trabajo que ellos hacen.

“Ha habido algunos ejemplos que han terminado bien, pero al final es más complejo. No cualquier persona posee las cualidades que se requieren para la investigación, pues aparte del talento hay que dedicarse por entero a esta labor.

“Ese es el caso de Ernesto Rodríguez. Él no hizo su tesis con nosotros y fue ubicado aquí. Vinculado al diseño estadístico de los ensayos clínicos de la vacuna Abdala, ha tenido un peso grande en el trabajo que ha realizado el Grupo de estadística del Departamento de Matemática del que forma parte”.

Ernesto confiesa que nunca pensó en el ICIMAF para hacer su servicio social. “Yo trabajaba junto a los profesores de la Facultad de Matemática y Computación. Investigaba, entre otros, temas de probabilidad.

“Sin embargo, en cuarto año cuando distribuyeron las plazas me mandaron para este lugar. Mis maestros hablaron muy bien del centro, de la reputación que tiene dentro del mundo académico y dijeron que era bueno que me hubiese tocado.

“Al llegar comencé a trabajar en un estudio que ya estaba empezado, junto con especialistas del Instituto de Higiene y Epidemiología y unos meses después pasé a formar parte de los ensayos clínicos de Abdala.

“Los investigadores del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) necesitaban que alguien hiciera los análisis estadísticos y contactaron con el Grupo de estadística del Departamento de Matemática. Desde ese momento estoy enfrascado en esa labor.

“Somos cinco personas en el equipo y nuestra misión consiste en recibir los datos, procesarlos y pasarles la información a los especialistas. Es decir, llevar los planteamientos médicos al lenguaje matemático. Se siente bien poder hacer lo que a uno le gusta y ser reconocido por ello”.

A pesar de que a veces la institución no recibe los graduados solicitados o les mandan a aquellos que no pidieron, la Dra. Elizabeth siente que la comunicación con las universidades es buena.

“Tenemos la ventaja de que nuestros investigadores son profesores de maestrías y doctorados en las facultades de Física y Matemática y Computación. Por lo que mantenemos una estrecha colaboración, sobre todo en la formación de los estudiantes”.

En la actualidad, la Reserva Científica del ICIMAF está compuesta por cinco graduados de Física y Matemática, aunque en el instituto existen especialistas en Cibernética, Control automático e ingenieros en Biomédica.

“Había siete, pero recientemente pasaron dos a aspirantes de investigador. En esa situación se encuentra Frank Sadan Naranjo, quien trabaja en el departamento de Matemática Interdisciplinaria”, aclara la Dra. Elizabeth.

Para Sadan, la experiencia ha sido muy buena. “La libertad que tenemos para superarnos o investigar en otras líneas es fundamental. También el entorno donde nos desempeñamos ayuda mucho.

“Tenía referencias del Instituto porque mi hermano labora aquí. No obstante, fue en segundo año de la carrera cuando me vinculé al centro. Yo buscaba un tema de matemática aplicada para realizar mi tesis de grado y comencé a trabajar con el Dr. Juan Carlos Jiménez”.

Comenta el joven que desde ese momento tuvo que adelantar una serie de materias que no se imparten en Matemática en ese curso, pero que eran necesarias para familiarizarse con los contenidos que aborda su tutor.

“Ya en tercer año vine a hacer mis prácticas al ICIMAF, momento que aproveché para avanzar en mi tesis. Además de los resultados obtenidos y publicados en una revista de alto impacto, durante este tiempo hemos continuado esa labor. Ahora estoy haciendo la inscripción para empezar el doctorado”.

Cimientos

Tres décadas han pasado desde que los primeros jóvenes ingresaran en las instituciones científicas, como respaldo y futura cantera. El objetivo iba más allá de buscarles ubicación laboral a los recién graduados de carreras de ciencias. Debían continuar su formación.

Un reportaje sobre el surgimiento de la Reserva Científica en el país y las problemáticas que esta enfrenta, aparecido en el №383 (marzo-abril 2015) de Juventud Técnica apuntaba que, “esta se instaura con los jóvenes más sagaces que estudian en los centros de educación superior. Así, los egresados universitarios de alto rendimiento reciben el adiestramiento laboral que les permite desarrollar los conocimientos y habilidades que requiere la labor de investigación.

“Instituida en un principio para formar investigadores, más adelante se fue ampliando el concepto para cobijar a tecnólogos y creadores de productos de alta tecnología…”

Mucho ha cambiado en estos años, pero la necesidad de contar con un grupo capaz de tomar el relevo algún día, sigue siendo la misma. Así lo certifica la Resolución №4 de 2019: “Reglamento sobre la Reserva Científica” en el país.

Este documento establece los principios básicos para el proceso de selección, incorporación al empleo, evaluación y control de estos recién graduados.

Para la Dra. Elizabeth Rodríguez, este texto legal viene a confirmar que el trabajo que, desde hace años realizan en el ICIMAF para captar a sus nuevos integrantes, no estaba errado.

“Usualmente los jóvenes que llegan a nuestro centro son buenos estudiantes y han tenido una trayectoria destacada. Por supuesto, ha habido excepciones porque las personas a veces presentan problemas y su rendimiento académico puede bajar.

“Cuando nos encontramos ante una situación como esa, analizamos individualmente el caso y miramos otros aspectos. Una mala nota no significa que te falten condiciones para ser un buen investigador. Podemos aceptarlos y ayudarlos a formarse”, subraya la Dra. Rodríguez Querts.

Y precisa que “todos los egresados que llegan al instituto son incorporados a la Reserva.

“Sus tutores les preparan un plan que deben cumplir y por el que serán evaluados periódicamente. Después de trascurridos los dos años que establece la nueva resolución, hacemos un análisis sobre su desempeño para ver si pueden obtener la categoría de aspirante a investigador”.

Que logren en ese tiempo publicar artículos, insertarse en un servicio científico-técnico, completar un software o terminar la maestría es el propósito principal de quienes dirigen la formación de estos jóvenes.

La trama y el desenlace

Los científicos deben estar al tanto de los últimos acontecimientos de su área de especialización. Por tal motivo, parte de su tiempo deben dedicarlo a la superación profesional.

Compaginar esa actividad con su trabajo como investigadores, si no se cuenta con el apoyo de la institución, puede resultar agotador. Para ventaja de los jóvenes que forman parte de la Reserva Científica en el ICIMAF, la adquisición de conocimientos es una práctica respaldada por la dirección.

Al respecto, la subdirectora de Investigaciones comenta que “hubo una época donde las personas se iban al extranjero por su cuenta, para hacer maestrías y doctorados.

“Ese fue un problema que nos afectó porque abrió una brecha generacional. En el instituto hay investigadores de diferentes edades, incluso de más de 80 años. Sin embargo, tenemos muy pocos en el rango de 30 a 50.

“En estos momentos los jóvenes, y demás especialistas, tienen la posibilidad de estudiar fuera del centro. También es interés nuestro que se hagan investigadores titulares con rapidez”.

Plantea la Dra. Elizabeth que la facilidad que tienen los trabajadores del instituto para superarse se debe, en parte, al estrecho vínculo que fomentan con la universidad.

“Hay cursos que son abiertos por las facultades de Física, Matemática y Computación o la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (CUJAE), en los que pueden matricular.

“Otra alternativa es el uso del Internet para participar en clases virtuales. Es un modo de superación que no requiere estar presente, por lo que asistir a conferencias impartidas en el extranjero u otra provincia es más factible que conseguir un pasaje”.

El valor del equipo

La diferencia generacional que existe entre los investigadores del ICIMAF los ha llevado a organizar equipos donde se potencien la experiencia de los más veteranos y el entusiasmo de los recién llegados.

“Es una fortaleza tener jóvenes. Creo que el éxito de la ciencia, de los grupos de investigación radica en tener personas de todas las edades. Es una relación de intercambio donde hay beneficios en ambos sentidos. Los miembros de la Reserva aprovechan los conocimientos de los de mayor edad y estos, el ímpetu, las ideas frescas y la velocidad a la hora de aprender cosas nuevas”, manifiesta la Dra. Elizabeth.

“En los últimos dos años hemos incorporado varios egresados de las carreras de Matemática y Física. Tal vez nos haría falta tener más, pero tampoco muchos porque formar a un joven, con la calidad requerida, es una tarea a la que hay que dedicarle tiempo. Es un trabajo personalizado”.

En cuanto a la entrada de licenciados al ICIMAF, la subdirectora de Investigaciones explica que la limitación material constituye un freno. De igual forma resiente la falta de graduados de la Cujae.

“Somos un centro presupuestado con tratamiento especial, con un plan de ingresos modesto. Para nosotros es difícil renovar las computadoras o comprar insumos de laboratorio. Incluso el salario que podemos pagar es poco en comparación con otras entidades científicas”.

Pese a los inconvenientes a los que se enfrentan los trabajadores del ICIMAF, el interés de los jóvenes de pertenecer al instituto es alto. Saben del valor de sus investigaciones para complementar otros estudios. Asimismo, la posibilidad de poder realizar proyectos fuera de su departamento, incluso de la institución es un incentivo importante.

Aprendiz

Con solo 24 años, Daniel Lluis González forma parte de la Reserva Científica del ICIMAF. Graduado de la Facultad de Física de la Universidad de La Habana, confiesa que supo que existía este centro por el padre de una compañera de su hermano.

“Ya tenía una referencia de lo que se hace aquí por Augusto González. Yo estuve en el proyecto 12 grado en la UH y siempre me interesé por la Física, por lo que en cuanto me gradué esa fue la opción que pedí.

“Cuando estaba en primer año el ICIMAF impartió un seminario e invitaron a los estudiantes. Durante el encuentro, en una conversación con Augusto le comenté cuáles eran los temas que me interesaban, relacionados todos con aspectos teóricos. Él me puso en contacto con Alejandro Cabo quien todavía es mi tutor”.

Daniel recuerda que sus primeros dos cursos fueron de familiarización, pero en tercer año cuando tuvo que comenzar a desarrollar su proyecto de investigación acudió al instituto.

“Entonces inicié mi tesis en ese momento. Sin embargo, cuando otorgaron las plazas laborales solo había una del ICIMAF y no me tocó a mí”.

Debido a su profundo interés en la física teórica, hizo todo lo posible por trasladarse y lo consiguió.

“El ICIMAF es un centro que no pone ningún límite en cuanto a superación profesional, a diferencia de otros lugares, además cuenta con un grupo de profesionales de muy alto prestigio.

“Cuando entras como reserva científica te ponen un tutor. A esa persona le puedes comentar los temas que te interesan y llegar a un acuerdo e investigarlos. Ese ha sido mi caso. Tengo una relación muy buena con la persona que me supervisa”.

Tomado de Juventud Técnica

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