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El agradecimiento a los rostros que no vamos a conocer

CIENCIA JOVEN

La estudiante universitaria de Microbiología y Virología, Thalía Morán Ávila, ha ganado medallas de oro y plata en olimpiadas del conocimiento. Ahora, su mayor motivación radica en graduarse e investigar a los organismos más pequeños del planeta

El agradecimiento a los rostros que no vamos a conocer

Thalía Morán Ávila en una sesión de entrenamiento y exámenes. Foto: Cortesía del entrevistada

Cuando Thalía dijo: “Pasé virtualmente para segundo año”, me resultó raro aquel término. Luego comprendí que esa expresión la utilizan los estudiantes universitarios al referirse a la nueva modalidad de estudio, de forma no presencial, ante la situación epidemiológica reinante en el país.

Como alumna de Microbiología y Virología de la Universidad de La Habana (UH) continúa el aprendizaje a través de la plataforma digital llamada EVEA (Entorno Virtual de Enseñanza y Aprendizaje), la cual le permite descargar los contenidos afines a la carrera e interactuar en conferencias y debates. Pero ella quisiera asistir al aula y tener un profesor delante.

Por ahora, sus aspiraciones se centran en afianzar los conocimientos para llegar a ser una profesional de calidad. Así como trabajar en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) o en el Centro de Estudios Avanzados, porque realizan labores relacionadas con la esfera en la que pretende desarrollarse.

Mientras tanto, al verse imposibilitada por la Covid-19 de integrarse a grandes proyectos, participa en talleres de su interés, como el organizado por la UH y otras instituciones sobre ecología microbiana a finales de 2020. Allí, mediante las exposiciones conoció de diferentes actividades investigativas acerca del río Almendares, en la capital, con el objetivo de eliminar los metales pesados y otros contaminantes presentes en el agua.

La pandemia actual le ha reafirmado la importancia del microbiólogo para la protección de la salud. Aunque ella estaba consciente de su utilidad en diversos centros de producción y servicios en la agricultura, biotecnología, medio ambiente, industrias (farmacéutica, azucarera, pesquera, textil, minera, energética, electrónica, química, turística, cosméticas, alimenticia), y otras áreas.

“En esta profesión tomar las medidas de bioseguridad es vital, un error puede costar muy caro”, asegura la joven y explica que “siempre aparecen nuevos microorganismos o mutan porque constituyen la especie de mayor hábitat en el planeta y son muy resistentes”.

Si todos los deseos se cumplieran, ella estaría en un laboratorio ayudando a contrarrestar el virus SARS-CoV-2. Meses atrás había llamado al IPK para apoyar en la labor de hacer los PCR. Su condición de estudiante de primer año y el hecho de vivir con sus abuelos, dos personas de riesgo, conllevaron a que la tendrían en cuenta a partir de la cantidad de voluntarios que acudieran con más experiencia.

Pero en Cuba, sin ánimo de exagerar, han sobrado manos para cooperar de distintas formas al enfrentamiento de la Covid-19. Así lo siente Thalía al expresar: “Hay muchos rostros que no vamos a conocer, pero que tendremos que agradecerles. Diversas esferas de la sociedad han aportado a la labor en este sentido. El sacrificio de tantas personas está generando una revolución en el mundo. Y todo se ha hecho para lograr que el pueblo pueda abrazarse el día de mañana”.

Síndrome del microbiólogo

A pesar de que a Thalía Morán Ávila le gustara desde pequeña actuar, cantar y escribir, su padre siempre le dijo que sería microbióloga, como él, pero ella no le hacía mucho caso porque prefería el mundo artístico. Aunque por lo visto, hay genes hereditarios más fuertes que los sueños infantiles, su progenitora también es bióloga.

Fue en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin donde descubrió el amor por la Biología. Quedó cautivada con la belleza y el misterio de los procesos vivos.

Por los resultados obtenidos en concursos formó parte de la selección nacional de esa especialidad. La constancia del estudio, combinada con su personalidad alegre y comunicativa, provocaba, y todavía lo genera, largas disertaciones sobre la materia que llevaban a los familiares a exclamar: ¡Ay por Dios! o !Ay mi madre, ya empezó!

El agradecimiento a los rostros que no vamos a conocer

Equipo de la preselección de Biología, 2018. En la imagen, María Elena Albisu, ex directora del Centro Nacional de Entrenamiento de Boyeros, acompaña a los estudiantes. Foto: Cortesía del entrevistada

“Muchas veces -comenta Thalía entre risas que deja escapar- mientras cenaba en mi casa con los familiares comenzaba a hablar de las cosas que había aprendido en el centro de entrenamiento. Y el momento de comer se volvía un escenario práctico para ejercitar los conocimientos sobre cuántas calorías y proteínas se debían ingerir o exigirles que se lavaran las manos.

“Esta actitud, se conoce como el síndrome del microbiólogo, porque cuando uno empieza a estudiar de manera automática ve todo el ambiente como un patógeno”.

Con un tono cómplice de sus agobiadores discursos recalca: “Cada vez que participaba en un evento viraba con más ánimo, o ante el dolor de cabeza de alguien exponía las posibles causas del malestar. Me resulta muy divertida la dinámica en ese sentido, hasta con los amigos, que ya me hacen preguntas”.

A ella le gusta concocer el origen de las cosas, y la Biología la ayuda a entender el por qué de la vida. Por eso plantearse una hipótesis, investigar y comprobar el acierto le transmite esa felicidad que siente quien creer tener la suerte de su lado.

Las Olimpiadas

El equipo cubano que participó en las Olimpiadas Centroamericanas de Biología en noviembre de 2018, en El Salvador, fue el primero en asistir a esas competiciones. Por los límites de edad establecidos acuden estudiantes de onceno grado. Thalía junto a tres varones representaron a Cuba. Ganaron dos medallas de plata e igual cantidad de bronce. Ella obtuvo una de las preseas del segundo lugar.

Al año siguiente, los mismos integrantes viajaron a la ciudad de Cochabamba, en Bolivia, para presentarse a las Olimpiadas Iberoamericanas, el otro evento internacional que se realiza vinculado a la especialidad, al cual sí habían ido delegaciones de la Mayor de las Antillas.

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Premiación de la Olimpiada Iberoamericana de Biología, realizada en Cochabamba, Bolivia, en septiembre del 2019. Foto: Cortesía del entrevistada

Esta competencia posee un nivel más complejo porque las pruebas no solo son escritas, abarcan muchas áreas: la Bioquímica, Ecología, Botánica, Fisiología, Zoología, Sistemática y demás categorías como exámenes de laboratorio.

“Por ello, nos apoyamos en distintos centros de investigación, para adquirir las habilidades, y en profesores de la Universidad de La Habana. Recuerdo cuánto me ayudaron las prácticas en laboratorios de microbiología, el examen más difícil fue sobre ese contenido”, asegura Thalía.

También refiere que adonde han ido siempre dejan una grata impresión. Y cita el ejemplo de las Olimpiadas Iberoamericanas, en ellas se acostumbra realizar una actividad cultural. “Nosotros cantamos y bailamos y la gente se quedaban asombradas. Decían que no solo estudiábamos sino, que además nos defendíamos en las manifestaciones artísticas.

“Yo interpreté el tema Drume Negrita y los cuatro juntos otra canción. Ese fue un momento muy fuerte, terminamos casi llorando con el sonido de las claves. Todos nos aplaudieron.

“Cuando recibí la medalla de oro, los presentes reflejaron alegría porque yo cantaba, bailaba y me llevaba el primer lugar del evento. Mis compañero alcanzaron una de plata y dos bronce. De ahí salieron un médico (Enrique Aguilera), un bioquímico (Carlos Emilio Marrero), un biólogo (Xavier Suárez) y una microbióloga”, refiere la futura investigadora.

Las horas dedicadas al estudio valen la pena, y lo asevera la joven que al iniciar la universidad experimentó la satisfacción de dominar muchos de los contenidos y poder desarrollarlos aún más.

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Participantes cubanos en la Olimpiada Iberoamericana: Thalía, Carlos E. Marrero, Xavier Suárez y Enrique Aguilera. En el lado derecho aparece Deysi Pérez Beirut, entrenadora principal. Foto: Cortesía del entrevistada

Mycoplasmas

Dentro del reino de los microorganismos, Thalía desea especializarse en los micoplasmas, que constituyen los organismos vivos libres más pequeños conocidos del planeta, complejos, sofisticados y únicos por su naturaleza entre los procariotas, lo cual los convierte en un enigma para los microbiólogos.

Son difíciles de combatir, debido a su mutabilidad y las barreras de detención que presentan. Como carecen de una pared celular más o menos sólida, se comportan de forma distinta frente a los antimicrobianos.

En la actualidad, los expertos han identificado cerca de 200 especies de micoplasmas. En los humanos han aislado 14 de su tipo, y seis de ellas tienen el tracto genitourinario como su principal sitio de colonización.

Los análisis han demostrado su vínculo con las infecciones de transmisión sexual (ITS), incluyendo el SIDA, transformaciones malignas, aberraciones cromosómicas y patologías crónicas. Perjudican a la mujer cuatro veces más que al hombre.

“Por eso he querido asociarme a entidades como el Instituto Pedro Kourí y el Centro de Estudios Avanzados, donde investigan, principalmente, el Mycoplasma genitalium, un patógeno de las ITS. En ese campo quiero desarrollar todas mis hipótesis para buscar un tratamiento que permita la mejoría de las personas”, asevera la entrevistada.

El agradecimiento a los rostros que no vamos a conocer

En la feria realizada en saludo al último aniversario de la Federación de Estudiantes Universitarios, la joven investigadora le explicó al público particularidades de la carrera. Foto: Cortesía del entrevistada
 

Ante la simple pregunta ¿qué le atrae del mundo celular?, expone: “Para mí, la célula es la maquinaria más perfecta que existe, y tiene cada sistema, cada proceso, tan bien conjugado que es maravilloso verlas. Si no piensan, cómo es posible que puedan estar estructuradas de manera lógica, presentar un desencanamiento positivo o negativo en dependencia del proceso. Lo tiene todo calculado.

“La célula se conoce como la unidad funcional y estructural más pequeña. La eucariota, en este caso que es la de los humanos, las plantas, los animales,  los hongos y los protistas, poseen la capacidad de autorregularse, es decir, todos los procesos que se dan en una célula sana se regulan mediante el núcleo y con la interacción de la membra citoplasmática. 

“La célula bacteriana se diferencia en que no tiene tantos orgánulos. La mayoría de las funciones las realizan las membranas y tiene el material genético disperso, es increíble, por eso me llama más la atención la célula procariótica, que es la de las bacterias y la de las arqueas, porque ella no tiene tantos compuestos y reliza todo y sintetiza cosas que la eucariótica ni piensa hacer.

“Aquí en mi casa me están mirando, como diciendo: ¡Hay mi madre, le activaron la tecla!”, confieza Thalia y nos reímos durante unos segundos. Llama la atención su rapidez al hablar, lo cual denota otra de sus características: es muy hiperactiva.

Y lo reafirma, al manifestarme que mientras habla por teléfono camina por el hogar, como lo hace ahora.

Por Boris E. González Abreut

Departamento de Comunicación del Citma

Fuentes consultadas:

-Alicia E. Farinati: Mycoplasma genitalium: ¿inocente o culpable?, La Gaceta de Infectología y Microbiología Clínica, volumen 3, número 1, marzo de 2009. En: http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/apua-cuba/elea_la_gaceta_vol3_n1.pdf

-Colectivo de autores: Diagnóstico Microbiológico de las Infecciones por Mycoplasma spp. y Ureaplasma spp. En: https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.seimc.org/contenidos/documentoscientificos/procedimientosmicrobiologia/seimc-procedimientomicrobiologia40.pdf&ved=2ahUKEwjrj-Osp_nvAhWkmOAKHdSuCicQFjAAegQIBhAC&usg=AOvVaw0QDcv1MtHwkGMF5d2sbjdp

-Karina Rodríguez: Clases online, la enseñanza más allá de la pantalla y los clics, Cubadebate, 6 de abril de 2021. En:

http://www.cubadebate.cu/especiales/2021/04/06/clases-online-la-ensenanza-mas-alla-de-la-pantalla-y-los-clics/amp/

-Margarita Barrios: Ciencia que es pasión, periódico Juventud Rebelde, publicado el 1 de enero de 2019. En: http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2019-01-01/ciencia-que-es-pasion

-http://www.uh.cu/microbiologia 

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